Existen sensaciones corporales, pensamientos, situaciones, enfermedades, etc., que nos avisan de que algo no va bien. Por ejemplo, niveles altos de ansiedad, insomnio, pesadillas, falta o exceso de apetito, baja autoestima, impulsividad, excesiva tristeza, hiperactividad, dificultad para tomar decisiones, problemas para mantener la atención en una tarea, excesivos conflictos con la pareja, impotencia, anorgasmia, etc.
Si convive con alguno de estos síntomas o vive situaciones parecidas a las que se han presentado y cree que le están impidiendo disfrutar de la vida, es recomendable que acuda a la consulta de un psicólogo/ psicóloga para poder evaluar lo que le está ocurriendo, realizarle un buen diagnóstico y conseguir el tratamiento más efectivo para lograr su bienestar.
La detección a tiempo de estos síntomas hará crecer de manera exponencial la efectividad del tratamiento.