Pablo, 27 años
Desde hacía tiempo veía como cada vez estaba peor conmigo mismo y, por extensión, con la gente que me rodeaba. Trataba de pensar que iba mal en mi vida para sentir la angustia tan grande que soportaba dentro de mí, pero objetivamente yo estaba ‘bien’. Poco a poco, esa bola de malos sentimientos y sensaciones fueron tomando el control de mi mente y cuerpo, privándome de muchas cosas que me gustaban porque me sentía tan mal conmigo mismo que me volví incapaz de disfrutar de las cosas buenas de mi vida, y las cosas no tan buenas suponían un drama emocional. Todas esas sensaciones y pensamientos me hicieron creerme que yo no era normal, que estaba loco, que algo no funcionaba en mi cabeza.