Julia, 32 años
Mi cuerpo pedía a gritos acudir a terapia, tenía conflictos que solucionar que con un tratamiento anterior y de abordaje diferente no habían quedado resueltos. Sentía que si lo resolvía podría vivir libre de los miedos del pasado, dejando atrás aquellas cosas que arrastraba desde mi infancia más temprana y que me interferían en mi día a día.
La terapia de Marta basada en EMDR me la recomendó una amiga. Pensé que podría ser la forma de llegar a solucionar aquellos conflictos que no podrían aflorar por haberse gestado desde una edad muy temprana en la que los recuerdos son sólo sensaciones.
La experiencia ha sido enormemente positiva. Es como si de repente viera muy claro dónde poner los límites ante los conflictos para solucionarlos y que estos no permanezcan en mi cabeza y me hagan entrar en un bucle que me va carcomiendo lentamente.
He aprendido que la infancia es una etapa muy sensible, donde absorbemos mucha información, sentimientos y recuerdos que si nos marcan de forma negativa, los arrastramos hasta el presente adulto y no nos dejan avanzar.
He aceptado a las personas de mi familia tal y como son, a pesar de que me pudieron hacer daño en la infancia. Quizás no supieron encontrar otra forma de “hacer”.
Ahora, yo al formar una familia, me siento libre para construir una nueva forma de relacionarme y expresar mis sentimientos hasta ahora limitada por la NO escucha y el autoritarismo. Siento que puedo evitar repetir los patrones de conducta que me hicieron tanto daño.
Sin duda, el trabajo ha merecido la pena y recomiendo que acudas a un psicólogo si te sientes así y quieres liberarte del pasado.
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