Fabiola, 57 años
¿Qué te hizo buscar ayuda psicológica?
Un problema grave de insomnio continuado que me llevó a sentir desesperanza, angustia, mucho cansancio.
¿Cómo encontraste el psicólogo/a?
Después de la enésima noche sin dormir, busqué por Google “psicólogo especialista en trastornos del sueño” en la ciudad en la que vivo, Zaragoza. Miré un poco su web, me gustó y la llamé.
¿Cómo imaginabas que iba a ser la experiencia de ir al psicólogo?
Esperaba que fuera incómoda y que me dieran un montón de consejos sobre cómo debía vivir mi vida. No me hacía ninguna gracia acudir a terapia psicológica, pero la falta de sueño permanente me había sumido en un estado de angustia del que no podía salir yo sola, y era consciente de que necesitaba ayuda profesional. Creo que si no hubiera estado tan desesperada nunca habría acudido a un psicólogo.
¿Cómo ha sido realmente?
Ha sido más como un acompañamiento desde el respeto. Nunca me he sentido incómoda (para mi sorpresa). Ha sido como tener una persona que está a tu lado mientras caminas por un pasillo oscuro y de vez en cuando te enciende una luz para que no te des un tropezón.
Marta ha sabido entender cuál ha sido mi proceso, desde el insomnio primero y a través de un duelo difícil poco después, dándome herramientas y validando muchas de las que yo sola encontraba, hasta acompañarme a una situación vital de más confianza, aceptación y contentamiento vital. A veces también ha sido doloroso, porque el proceso conlleva descubrimientos y momentos difíciles, pero ha sido un camino de autoconocimiento muy importante para mí.
Tampoco estaba muy segura al principio de que me sintiera cómoda haciendo la terapia on line, pero luego le he encontrado muchísimas ventajas, y creo que aunque quizá se pierde un poco de calor humano cuando hay una pantalla de por medio, la terapia presencial habría sido
parecida a cómo ha sido a distancia.
¿Qué crees que es importante tener en cuenta para saber que ese psicólogo/a es bueno/a para ti?
Creo que la clave está en sentirse cómodo y libre delante de esa persona, en sentir que te escucha desde el respeto y que no te juzga. Entonces se puede bucear en la propia intimidad para enseñársela y poder así avanzar en la terapia.
¿De qué te ha servido o te sirve la psicoterapia?
Me ha servido sobre todo para conocerme mejor a mí misma y aprender a escuchar lo que necesito en cada momento, también para sentirme lo suficientemente segura como para poder proporcionarme eso que sé que necesito en un momento dado. Para encontrar luz en la oscuridad del duelo. Para dormir un poco mejor (despacio, poco a poco) y para no angustiarme
si una temporada duermo peor.
¿Recomendarías ir al psicólogo a alguien que creyeras que lo necesita?
Sin duda. A veces aguantamos demasiado antes de reconocer que no podemos solos, solas, y de pedir ayuda. A esa persona que cree que lo necesita, le animaría a superar el miedo (miedo a que te vean, a que te conozcan, a revelarte como eres, a pasarlo mal, a la incomodidad),
porque los beneficios que conlleva (avanzar en el autoconocimiento propio: verse a uno mismo, aceptarse como uno es) conducen a una vida de menor sufrimiento, para uno mismo y para los que le rodean. Y eso siempre vale la pena.
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